El camino del asfalto
Para encontrar los primeros usos del asfalto natural (también conocido como bitumen), nos debemos remontar a la antigua Mesopotamia, alrededor del año 3.000 a.C. Allí se empleaba principalmente por sus propiedades impermeabilizantes en la construcción de edificios, caminos y embarcaciones.
Pero quizás nos estamos yendo un poco lejos. Para hablar de carreteras tal y como las conocemos hoy, el salto significativo se produce a finales del siglo XIX, cuando comienzan a utilizarse mezclas bituminosas. Una forma moderna para el pavimento y desarrollo de las carreteras, dándoles mayor durabilidad y resistencia. En el siglo XX, la fórmula se perfecciona, aparecen las mezclas artificiales, aún más resistentes y flexibles, capaces de reemplazar el pavimento de adoquín o macadán.
Entre 1900 y 1925, España estrena una red de carreteras de más de 36.000 kilómetros. Sin embargo, por causas de la Guerra Civil y la posguerra, el desarrollo profundo de estas redes quedó postergado para la segunda mitad de siglo, dándose un plan de desarrollo vial entre los años 1950 y 1975. En la página de la Asociación española de carreteras podemos encontrar documentada la evolución del desarrollo vial español, año a año. Sin embargo, aquí avanzaremos un poco, hacia nuestro tiempo, una época que se encuentra con cambios tecnológicos y de conciencia ambiental profunda.
Un paso hacia el futuro
Durante las últimas décadas, el mantenimiento de las carreteras secundarias y caminos rurales en España se resolvía con métodos tradicionales: una cuadrilla de operarios, un camión con materiales calientes, herramientas básicas y una mezcla rudimentaria, que requería de largas jornadas para su aplicación. Estos sistemas, no solo resultaban costosos, sino que también eran difíciles de programar, a causa de todos los requerimientos que se debían tener en cuenta. A los mencionados métodos tradicionales, se sumaba la necesidad de estudiar el tipo de terreno y esperar a que las condiciones climáticas sean favorables (para la aplicación del asfalto caliente es necesario un clima seco o de poca humedad). Todas estas dificultades llevaban a que, muchas veces, el mantenimiento de las carreteras funcionara más de parche temporal que como solución duradera.
Hoy, ese panorama está cambiando gracias al uso creciente del asfalto en frío, una solución ágil, eficiente y más sostenible.
¿Qué es el asfalto frío y por qué pide pista?
El asfalto frío es una mezcla bituminosa prefabricada que no requiere ni calentamiento previo ni maquinaria pesada para su aplicación. Se puede almacenar, transportar y aplicar con gran facilidad, incluso en condiciones meteorológicas adversas. Su versatilidad en el uso lo convierte en una herramienta ideal para reparaciones de emergencia, de mantenimiento en carreteras o intervenciones en zonas de difícil acceso.
Entre sus ventajas podemos destacar que: no precisa mucho preparativo previo a su colocación; Una vez aplicado, el tráfico se puede restablecer inmediatamente; tiene un alto nivel de flexibilidad, lo cual lo vuelve mucho más durable y resistente frente a posibles cuarteaduras o resquebrajamientos causados por el uso; posee un drenaje eficaz, con una naturaleza que evita el suelo mojado y previene accidentes; la aplicación en frío reduce olores y facilita su futura limpieza y garantiza la rugosidad necesaria para prevenir el deslizamiento del transporte.
Sumada a estas ventajas prácticas, la incorporación de este tipo de asfalto se ajusta perfectamente a la agenda de cuidado ambiental que tanto preocupa en la actualidad. Un informe del CEDEX (Centro de Estudios y Experimentación de Obras Públicas) explica que “el transporte por carretera es responsable de aproximadamente el 90% del total de las emisiones del transporte (…). Por ello, las actuaciones realizadas en el ámbito de la carretera han de estar inspiradas y orientadas a conseguir una importante reducción de su huella de carbono”. Desde este lugar, como explica la empresa líder en asfalto y mantenimiento vial Aglomerados GB, que esta mezcla de bitumen se produzca y aplique sin necesidad de altas temperaturas, hace que la emisión de CO2 y otros gases nocivos se reduzcan considerablemente, convirtiéndose en una opción más ecológica y sostenible. Allí se nos explica también que se utiliza una tecnología avanzada para lograr una fabricación y un control de calidad detallado y riguroso.
España, camino a la modernización
El pasado 9 de julio de 2025, el Ministerio de Transportes y Movilidad Sostenible publicó un sobre la adjudicación de 12,3 millones de euros por un contrato para la conservación de 154km. De carreteras en la provincia de Palencia. Dentro de sus objetivos, se encuentra la búsqueda de reducir emisiones, tomando un compromiso activo con los planes de acción ecológica de estos tiempos. En el informe detallan que el objetivo es reducir 71.640 toneladas de CO2 anuales, reforzando la orientación hacia los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS). Una muestra más de cómo España se muestra activamente comprometida con la concienciación y el desarrollo del Pacto Verde Europeo.
Carretera hacia la sostenibilidad
Uno de los mayores atractivos del asfalto en frío es su impacto ambiental reducido. Al no requerir calentamiento, se evita el consumo intensivo de combustibles fósiles y la emisión de gases contaminantes. Además, muchas de estas mezclas pueden incorporar materiales reciclados, favoreciendo un modelo de economía circular en la conservación de infraestructuras.
El Ministerio de Transportes y Movilidad Sostenible lo ha dejado claro en sus más recientes adjudicaciones: las futuras obras públicas deben ser compatibles con los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) y alinearse con el Pacto Verde Europeo.
Un ejemplo concreto es la adjudicación publicada el 9 de julio de 2025. En el informe, se explica que se destinaron 12,3 millones de euros para la conservación de 154 kilómetros de carreteras en la provincia de Palencia. El proyecto tiene como objetivo reducir más de 71.000 toneladas de CO₂ anuales, un dato que muestra cómo la modernización de los métodos de mantenimiento vial es clave para cumplir con los compromisos climáticos.
Una herramienta útil para los municipios
La evolución del asfalto no es solo una historia de tecnología, sino también de adaptación a nuevas realidades: menor disponibilidad de recursos, mayor conciencia ambiental y necesidad de soluciones descentralizadas. El asfalto en frío simboliza ese cambio. Representa una forma de hacer las cosas mejor: más rápido, más limpio, más accesible.
En España, los pequeños ayuntamientos, especialmente en zonas rurales, carecen muchas veces de los recursos necesarios para ejecutar obras complejas. El asfalto en frío ofrece una solución práctica, económica y eficaz para que estas entidades puedan mantener sus caminos en condiciones sin depender de grandes contratistas.
Nuestro país está dando pasos firmes hacia un modelo de conservación vial que respeta el entorno y mejora la calidad de vida de sus ciudadanos. En ese camino, herramientas como el asfalto en frío y las empresas que apuestan por su desarrollo, están ayudando a construir una red viaria más eficiente, resiliente y sostenible.

