Las figuras de porcelana han ocupado un lugar destacado en la decoración de interiores durante siglos. Su delicadeza, riqueza en detalles y variedad temática las han convertido en objetos muy apreciados tanto por coleccionistas como por quienes buscan aportar un toque distintivo y elegante a sus espacios. Aunque durante un tiempo fueron asociadas principalmente a estilos clásicos o incluso anticuados, hoy en día han recuperado su vigencia gracias a un renovado interés por lo artesanal, lo nostálgico y lo simbólico dentro del diseño de interiores contemporáneo.
Estas pequeñas esculturas de cerámica vitrificada, en muchas ocasiones pintadas a mano, tienen la capacidad de añadir carácter a cualquier ambiente. Una figura bien elegida puede convertirse en un punto focal dentro de una vitrina, una estantería o una mesa auxiliar. No importa si representa una escena pastoral, una figura mitológica o un animal: la porcelana tiene la virtud de dotar de presencia incluso a los elementos más sutiles. Es justamente esa fusión entre fragilidad y expresividad lo que las hace tan atractivas. Al mirar una figura de porcelana, se percibe tanto la técnica minuciosa que hay detrás de su creación como la intención artística que le da forma y vida.
El valor decorativo de estas piezas va más allá de su belleza visual, ya que muchas veces, están cargadas de significados personales o familiares. Heredar una figura de porcelana puede implicar recibir una parte de la historia de una familia, una memoria compartida que se transmite a través de los objetos. En otras ocasiones, son recuerdos de viajes, regalos especiales o hallazgos en mercadillos que guardan una conexión emocional con su dueño. Así, estas piezas no solo adornan, sino que también cuentan historias.
En ambientes de estilo clásico, las figuras de porcelana encuentran un marco natural, tal y como nos explican los vendedores de ArteStilo, quienes nos detallan que estas se integran con facilidad entre muebles de madera noble, textiles ricos y detalles ornamentales. Pero su uso no se limita a estos contextos. En espacios más modernos o minimalistas, una figura cuidadosamente seleccionada puede aportar un contraste interesante. La combinación de materiales fríos o industriales con la suavidad y el acabado brillante de la porcelana genera una tensión estética que puede ser muy atractiva. En este sentido, la porcelana actúa como un elemento de equilibrio, capaz de suavizar o enriquecer composiciones visuales más austeras.
Además, la variedad en la producción de figuras de porcelana permite una gran libertad decorativa. Existen piezas de inspiración oriental, que evocan la tradición china y japonesa, donde la porcelana tiene siglos de historia; otras, de estilo europeo, recuerdan a las producciones de Meissen o Limoges, donde la elegancia y el refinamiento son la norma. También hay figuras modernas, con líneas más abstractas o interpretaciones contemporáneas de motivos tradicionales. Esta diversidad hace que sea posible encontrar una figura de porcelana adecuada para prácticamente cualquier estilo decorativo.
Con la creciente valoración de lo hecho a mano y lo auténtico, estas piezas están siendo redescubiertas por nuevas generaciones que las aprecian no solo por su estética, sino también por lo que representan: tiempo, paciencia, oficio y belleza duradera. Lejos de ser objetos frágiles relegados a vitrinas polvorientas, las figuras de porcelana han sabido adaptarse y reivindicar su lugar como elementos decorativos con personalidad.
¿Cuáles son las marcas españolas de porcelana más internacionales?
España cuenta con varias marcas de porcelana reconocidas internacionalmente por su calidad, diseño y tradición artesanal. La más emblemática y prestigiosa es Lladró, fundada en 1953 en Valencia. Lladró ha conseguido posicionarse como una de las principales referencias mundiales en figuras de porcelana artística, gracias a su estilo refinado, su meticulosa elaboración manual y una estética que ha evolucionado desde lo clásico hacia lo contemporáneo sin perder su esencia. Sus piezas, muchas de ellas de edición limitada, se exportan a decenas de países y se exhiben en galerías y museos de todo el mundo.
Otra marca destacada es Porvasal, también con sede en la Comunidad Valenciana, aunque especializada más en porcelana para hostelería que en figuras decorativas. Su resistencia, diseño funcional y calidad la han llevado a estar presente en hoteles y restaurantes de prestigio internacional. Además, marcas como Sargadelos, en Galicia, han adquirido relevancia por su fusión entre tradición gallega, arte contemporáneo y producción artesanal. Aunque su estilo es muy particular, sus diseños geométricos y coloridos han conseguido trascender fronteras.
Estas marcas han logrado internacionalizarse gracias a una combinación de saber hacer artesanal, innovación y un marcado carácter identitario, lo que les permite competir con casas de porcelana de países como Alemania, Francia o Japón.

