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Desilusión generalizada en la lotería de navidad

Una de las cosas que más ilusión nos provoca a lo largo de todo el año es levantarnos el 22 de diciembre para escuchar las voces de los niños de San Ildefonso cantando números y premios durante, literalmente, toda la mañana. Y es que levantarnos muy temprano, desayunar y poner la televisión para ver la lotería de navidad se ha convertido, más que en una costumbre, en un ritual que seguimos todos los años sin excepción, hayamos comprado la lotería o no.

De hecho, una vez termina el sorteo todos nos ponemos a ver las noticias cada 22 de diciembre para saber dónde ha caído gordo y ver por la televisión a esos afortunados a los que la lotería les va a solucionar un tiempo la vida.

Además, es parte de nuestra vida que cada navidad, la lotería haga un buen anuncio publicitario de este sorteo, que normalmente nos ablanda el corazón. Ya sea por su historia o por sus canciones, este se nos queda clavado en la memoria, tanto, que recordamos anuncios de la lotería navideña de hace años.

 

Hagamos un poco de historia: ¿de dónde nace la lotería de navidad?

La lotería nació, exactamente, el 18 de diciembre de 1812 en Cádiz, a tiempo de que se celebrase el 23 de diciembre para las fiestas. NO el 22, como estamos acostumbrados que sea, sino el 23. Solo como mera curiosidad, el número premiado de ese año, es decir, el primer número del gordo que ha existido a lo largo de la historia, fue el 03604. Aunque, claro está, por aquel año el premio era tan solo de 4000 pesetas, lo que era MUCHO en esa época, en comparación con lo que ahora son 4000 pesetas (24 euros).

Con el paso del tiempo, esto ha evolucionado a lo que hoy en día se conoce como la lotería de navidad, en la que el gordo ya no son 24 euros… sino 400.000 euros.

Desde que esto es así, cada navidad, cada 22 de diciembre, puede escucharse cantar a los niños de San Ildefonso en todas las ciudades de España, ya sea en tu casa, en la calle o en cualquier bar de la ciudad. Y es que esta celebración se ha convertido en una tradición de nuestro país con la que, en cada fiesta, desplegamos todas nuestras ilusiones de recibir una buena y necesaria cantidad de dinero que nos ayude económicamente a nuestra vida y a la de nuestros familiares y seres queridos más cercanos.

 

¿Cuánto nos toca en realidad del premio de la lotería de Navidad?

En el periódico AS puedes leer todo lo referente a lo que Hacienda se lleva por cada premio: “Los afortunados ganadores de ‘El Gordo’ de la Lotería se llevarán 400.000 euros el décimo. Como hemos comentado antes, Hacienda se lleva un 20% para premios superiores a 40.000 euros. Por tanto, los primeros 40.000 euros están exentos de tributación. De un décimo ganador, se tributará sólo por 360.000 euros, sobre los que se desgravará el 20%. El ganador se quedaría con 328.000 euros y Hacienda con 72.000 euros”. En un principio, la cantidad sigue viéndose bastante abundante, para lo que solemos recibir nosotros mensualmente por nuestro trabajo, ¿no es cierto?

Pero ¿Qué ocurre, realmente? Que el valor del dinero va cambiando a medida que pasan los años… y no es lo mismo ganar 300.000€ en el 2023 que en 2000.

Esto ocurre por una razón MUY sencilla: el valor de las cosas sube… pero el valor del dinero se mantiene en el tiempo.

Si te das cuenta, fíjate en algo tan insignificante como comprar una casa. Hace unos cuantos años, 350.000 euros de premio nos habrían servido para comprar una casa, un coche o un terreno, e incluso llegar a poder vivir del premio varios años con total tranquilidad. Ahora, una casa medio en condiciones nos cuesta entre 80.000 o 150.000, de las más buenecitas. Incluso 240.000€, con lo que se nos iría una gran parte del premio.

¡Y no solo eso! Las cosas no paran de subir de precio día tras día: los alimentos, la gasolina, los productos de primera necesidad y todo lo que nos rodea no para de encarecerse, pero nosotros seguimos cobrando lo mismo. Eso y que, además, Hacienda se lleva un buen pellizco del premio.

Los medios no paran de decirnos que esta situación va a seguir encareciendo los precios de todo y cada vez llegamos con menos dinero a final de mes. Puede que si nos tocara el gordo llegásemos ciertamente a hacer algo… pero, ¿Qué pasa con los premios más bajos? Deben irse en un suspiro. Aunque lo cierto es que todo dinero es bienvenido, y mucho más en estos tiempos que corren.

 

La desilusión cae año tras año

A diferencia de hace varios años, cada vez resulta más triste y de menos ayuda ese gordo que, siendo sinceros… cada año se siente menos gordo.

Por todo lo que has leído, no es raro escuchar, cada vez con mayor repetitividad, que este año tal o cual persona no va a comprar la lotería de Navidad, porque, total, ¡casi nunca toca! ¿Para qué va a gastarse 20€ en algo que no le va a tocar, con lo que le hace falta esos 20€? ¿Verdad?

Y aunque esto no es cierto, porque puedes comprobar que el gordo se reparte por toda España, es más debido a una insatisfacción y una desilusión personal que crece año tras año que a lo que sucede en realidad: necesitamos ese pellizco y estamos hartos de que nos gastemos año tras año ese dinero y no nos toque nada en absoluto.

Ciertamente, cada año que no nos toca nos desilusionamos más y más y con la escasez de dinero que  hay generalmente en la actualidad, aún nos cuesta más gastárnoslo en solo una “posibilidad”.

 

Sin embargo, esa ilusión NUNCA muere del todo

Porque, a pesar de que cada vez nos resulta más difícil invertir dinero en un posible golpe de suerte, es evidente que nunca dejamos de comprarla. Es más, se da el caso de que hay personas que arriesgan una buena cantidad de dinero con tal de conseguir que les toque.

Este mismo año, sin ir más lejos, se ha podido leer por las redes sociales que un hombre se ha llegado a gastar 200 euros (es decir, ha comprado 10 décimos) para tener unos cuantos números y tener más posibilidades. Y también, la mismísima ganadora del gordo se había gastado nada más y nada menos que 1000 euros para conseguirlo (¡Ha llegado a comprar 100 décimos para que le toque el gordo!).

Esto quiere decir que las personas no han perdido la fe, la ilusión y la esperanza, y año tras año se dejan parte de su sueldo en una ilusión que esperan que mejore sus vidas… y la de sus más allegados.

 

Porque, realmente, la fe es lo que alimenta nuestra alma

En Lotería La Piedad, en Málaga, lo tienen claro. La esperanza es lo que alimenta el alma, es lo que nos hace, año tras año, arriesgar un mínimo de dinero (aunque sean 20€) en luchar por ese pellizco que nos vendría muy bien para eliminar esos grandes baches a los que nos enfrentamos a diario.

Porque luchar es necesario, tener fe es lo que nos hace seguir vivos.

Por lo tanto, a pesar de que cada año resulta más desesperanzador, no hay que desistir. ¿Nunca has escuchado a esas personas decir: “y si no lo compro, y cae en la ciudad?” o “¿Y si no lo compro, y le toca al vecino”? Y es que es una de las grandes preocupaciones de la humanidad. ¿Qué pasaría si un año, por falta de ilusión, no lo compramos… y resulta que ese mismo año cae en nuestra ciudad? ¿No nos lamentaríamos por el resto de nuestros días?

Claro que sí. Y, solo por eso, hay que intentarlo.

Porque este año no ha caído en nuestra ciudad. ¿Pero y si el siguiente cae, y no lo compras? Habrías perdido una oportunidad de oro…

Todo el mundo habla de la ley de atracción en estos tiempos, lo que piensas es lo que atraes y, depende de lo que te rodees, tendrás más de lo mismo.

Está claro que la desesperanza, las malas noticias y las dificultades económicas tiran mucho hacia el pesimismo. Pero no habrá ley de atracción ni suerte posible si ni siquiera se intenta. Así que cuando lleguen estas fechas tan esperadas de amor, alegría, regalos y familia, coge esos veinte euritos como una inversión a la esperanza, esa que nunca nos abandona y ve a la tienda.

Puede que toque, puede que no… Pero imagina todo lo que podrías hacer con ese dinero, ya sea para cubrir una necesidad, salir de un problema, darte un capricho o cumplir tus sueños o los de tus seres más queridos… Veinte euros al año salen baratos comparados con dicha posibilidad.

Sigue la esperanza y nunca pierdas las ganas de intentarlo, porque puede que uno de esos años llegue a ser tu año.

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