¿Fue capaz el ser humano de entenderse a través del mismo idioma en algún momento de la historia? ¿Será capaz en algún momento del futuro de lograr la universalidad idiomática? Respondiendo a la primera pregunta, todo apunta a que no. A pesar de la romántica historia bíblica de la Torre de Babel, lo más probable es que el ser humano, nunca haya sido capaz de entenderse a través del lenguaje. Es más, podemos asegurar que, ni hablando el mismo idioma, somos capaces de entendernos. Lo que nos lleva a la segunda cuestión con una respuesta bastante similar. Podría ser, pero difícilmente será. Al menos mientras el planeta este copado de seres humanos de todo tipo y condición con diferentes culturas y separado por mares. Aunque actualmente, eso no sea un problema.
La cuestión es que para universalizar un idioma, se necesitaría que todo el mundo avanzara en la misma dirección. Todos con la misma capacidad para asimilar el conocimiento y aplicarlo. Dada la diversidad, llevar a cabo la empresa de crear un idioma, o elegir uno, y hacer que todo el mundo lo hable, escriba y comprenda, puede resultar una tarea hercúlea con tintes de fracaso. Hace décadas, el esperanto sonaba como candidato. No obstante, el inglés, se ha erigido como idioma más universal, pero todavía no alcanza el titulo como corresponde. Es decir, se enseña, se habla pero no se convierte en el idioma oficial de todos los países. Tampoco puede hacerse algo así de forma forzada. El idioma y la comunicación, surgen de forma natural. Además que no podemos obviar que los idiomas son parte de la cultura de cada país.
Como no parece que la comunicación universal sea inminente a nivel idiomático, lo mejor es aprender idiomas y hacerlo con efectividad y eficiencia, como sucede con los alumnos que acuden a CLS Idiomas para aprender un idioma desde dentro, viajando al lugar en el que se habla. Dado que el proceso de aprendizaje no es lineal ni igual para cada estudiante, existen métodos y recursos de todo tipo para que los estudiantes, maximicen el aprendizaje. Sobre todo ello, vamos a hablar a continuación.
Un idioma es algo más que palabras
No somos conscientes de que los idiomas van más allá de la construcción de frases o el uso de palabras para hacerse entender o comunicar algo. Un idioma es gramática, vocabulario y cuatro habilidades lingüísticas: lectura, escritura, comprensión auditiva y expresión oral. Por esta razón, es necesario disponer de las herramientas adecuadas que faciliten el aprendizaje de un idioma cuando no se produce de la forma natural.
Dentro de las herramientas disponibles, encontramos la inteligencia artificial que ofrece aplicaciones diseñadas a tal fin. Sin duda, esto es lo más puntero, pero siempre podemos recurrir a métodos más tradicionales donde se cuente con las clases ofrecidas por un profesor nativo, realizar intercambios de idiomas, viajar al extranjero o, lo más ameno: aprender jugando a videojuegos, escuchando música o viendo la televisión.
Para dominar idioma, se necesita algo más que un programa, aplicación o método de aprendizaje. Es necesario contar con una caja de herramienta que faciliten la tarea: recursos, materiales y métodos de estudio que se puedan utilizar de la forma más efectiva. La mejor manera de aprender un idioma, es hacer uso de técnicas variadas en función de los diferentes estilos de aprendizaje.
Según el estilo de aprendizaje de cada individuo, puede elegirse una u otra metodología que facilite el proceso. Algunas personas, prefieren el aprendizaje auditivo pues les resulta de más fácil comprensión. Otras optan por un aprendizaje más visual, verbal, lógico o social. Aunque la mayoría de los estudiantes encajan en más de una.
Los que prefieren el aprendizaje auditivo, se benefician cuando escuchan la información y se exponen de forma natural al lenguaje hablado. Escuchar música, podcasts o ver programas y películas en el idioma que se está aprendiendo, facilita notablemente la tarea.
Aquellos que prefieren o tienen mayor facilidad para aprender de forma visual, asimilan mejor los conceptos mediante imágenes, fotos, gráficos y diagramas. Resaltar los textos con colores, colocar notas o ilustrar ideas, con algunas de las características de los aprendices visuales. Los libros ilustrados, pueden ser una excelente fuente de conocimientos, tanto como los videoclips con letras de canciones.
Aprender a través de la acción y el movimiento es lo que destaca en los aprendices físicos. Absorben la información cuando se encuentran involucrados de forma activa en una tarea o se están moviendo. Las experiencias prácticas como escuchar la información mientras caminan, les permite asimilar mejor el conocimiento.
Por otro lado, encontramos a los que se benefician del aprendizaje verbal, pues trabajan mejor con las palabras, sean escritas o habladas. Suelen contar con habilidades destacables en expresión oral y escrita. Presentar información en otro idioma, mantener diálogos o escribir entradas son la mejor manera de aprovechar su capacidad de aprendizaje.
Los que se desenvuelven bien con estructuras, gráficos o listas, disfrutan con los patrones de estudio y necesitan entornos de aprendizaje formales, son los aprendices lógicos. Puesto que las clases de cualquier idioma, siguen una estructura y cronología, es lo más recomendable para este tipo de estudiantes que aprovechan sus recursos anticipándose a la siguiente lección.
En última instancia, encontramos aprendices sociales que sacan todo el provecho a la interacción con personas que hablen en otros idiomas. De esta manera se desarrolla y asimila el uso natural del idioma aprendiendo expresiones coloquiales.
Sabiendo de antemano en que perfil de aprendizaje se encaja más, es más sencillo asimilar los conceptos y el idioma, en base a las propias cualidades.
Consejos de los que hablan idiomas
Por complicado que nos resulte aceptar a los que chapurreamos el inglés con tanto miedo como vergüenza, que se pueden hablar otros idiomas con fluidez, lo cierto es que existen muchos poliglotas capaces de pasar de un idioma a otro con tanta fluidez y facilidad como un camaleón cambia de color. Estos privilegiados del aprendizaje idiomático, no solo cuentan con un excelente oído y capacidad de aprendizaje, también han sabido aprovechar ciertos recursos. Algunos de los consejos que proponen para que todo el mundo se atreva a convertirse en bilingüe son los siguientes.
Tener claras las motivaciones y las razones que te hacen querer aprender un idioma. Una razón de peso, ayuda al compromiso. Una convicción firme y solidad, facilita el proceso de aprendizaje. No es lo mismo querer impresionar a los colegas con tu nivel de alemán que resulta más bien superficial que tener la intención de conectar con personas que hablen alemán.
Estudiar con un compañero, es bastante positivo. El apoyo mutuo y ciertos toques de rivalidad, fomentan el aprendizaje y la superación. Aunque no se trata de una obligación si puede resultar bastante favorable para mantener la motivación y esforzarse cuando las ganas decaen.
Hablar con uno mismo en el caso de no tener compañero de aprendizaje es una buena opción para practicar el idioma. Ayuda a mantener fresco el vocabulario, practicar la pronunciación y aumentar la confianza para utilizar las frases en conversaciones reales. Gravarse es una buena manera de comprobar los avances.
El objetivo de aprender un idioma pasa por adquirir la capacidad de leer libros en esa lengua y poder comunicarse con personas que lo hablen. Escribir canciones, hablar con nativos del idioma y exponerse a situaciones que motiven la comunicación en otro idioma, es la mejor manera de poner en práctica los conocimientos y seguir avanzando. Viajar es sin duda la mejor manera de hacer eso, sin embargo, también lo es acercarse a restaurantes o tiendas donde haya nativos y hablar con ellos.
Divertirse es esencial para que el aprendizaje no se convierta en monotonía. Explorar el idioma de forma creativa y divertida, realizando actividades como escribir y grabar canciones, contar historias en otro idioma o incluso dibujar un comic con los textos en esa lengua, es didáctico y divertido.
Eliminar el miedo a equivocarse y ponerse en situaciones que pueden resultar incomodas, es la mejor manera de avanzar y mejorar tu idioma. No importa lo que se estudie si no lo hablas. A la mayoría nos causa verdadero pavor comunicarnos en otro idioma por miedo a equivocarnos o que ser burlen por la pronunciación. Sin embargo, la interactuación con nativos es la mejor manera de aprender a desenvolverse con soltura.
Por último, sumergirse en el aprendizaje y adquirir un compromiso total. No se trata de estudiar mucho de vez en cuando. Lo crucial es practicar todos los días un tiempo adecuado. No importan tanto las herramientas que utilices sino como las utilices. Aprovechar los recursos de manera efectiva es la mejor manera de no caer en la monotonía y el aburrimiento. Comprobar los avances de forma periódica y que estos se producen en mayor o menor medida, actúan como elementos motivadores para continuar aprendiendo.
En definitiva, aprender un idioma requiere de tres factores indispensables: motivación, constancia y ausencia de miedos. Establecer y definir por qué queremos aprender ese idioma y sumergirnos de lleno en él, implica compromiso y mantener una actitud positiva para favorecer el aprendizaje. La recompensa será la posibilidad de comunicarte con personas de otras culturas y nacionalidades sin problema.