El Periódico de Catalunya señala que durante el primer semestre del 2023, las multas a las empresas por impago de horas extra se duplicaron respecto al periodo anterior. No es que las horas extras no pagadas aumentaran, sino que fueron detectadas por Inspección de Trabajo o demostradas en un juicio. Por desgracia, no pagar las horas extraordinarias a los trabajadores es una práctica bastante extendida en España. Sin embargo, no es la única anomalía.
Desde enero hasta julio del 2023, se impusieron un total de multas por impago de horas extras que ascendía a los 9,1 millones de euros, repartidos entre más de 20.000 empresas. Inspección de Trabajo prevé que el 49% de las horas extras que se realizan en nuestro país no se pagan.
Tal y como subraya el Ministerio de Trabajo, la mitad de las empresas no supera una inspección sobre el registro de la jornada laboral. El 12 de mayo del 2019 entró en vigor un Decreto-Ley que obligaba a todas las empresas del país a llevar un control de la entrada y salida de sus trabajadores de su puesto de trabajo. Los trabajadores debían fichar cuando se incorporaban al trabajo y cuando salían. La empresa, por su parte, debía elaborar un informe personalizado de cada trabajador, día a día y mes a mes, y conservar los datos durante 4 años. Poniéndolo a disposición de Inspección de Trabajo siempre que lo solicitara.
Esta medida manifiesta la posible existencia de horas extras, pero también es una poderosa herramienta en manos de la empresa para detectar el absentismo laboral.
Como hemos dicho antes, esta no es la única anomalía o conflicto laboral que se da en las empresas. Muchos de estos problemas se resuelven mediante negociación entre la empresa y el trabajador, o entre la empresa y la administración. Todas las empresas en algún momento pasan por situaciones de este tipo. Son el pan de cada día. Los abogados laboralistas de Abogados Santander, un bufete interdisciplinar que presta servicios jurídicos a empresas y particulares en la capital cántabra desde hace más de 20 años, indican que otros problemas laborales frecuentes son la reclamación de salarios, la impugnación de despidos y la solicitud de situaciones de incapacidad laboral.
Estos son algunos problemas laborales que se dan en las empresas españolas.
Trampas en las horas extra.
La reclamación de horas extras ha sido siempre uno de los problemas más difíciles de resolver en la jurisdicción laboral. En un juicio de este tipo, hace 20 años, el trabajador tenía todas las de perder. Era su palabra contra la palabra de la empresa. La empresa, para justificar sus argumentos, se dotaba de una buena asistencia jurídica y aportaba testigos. Al trabajador le costaba encontrar a alguien que le respaldara por miedo a las represalias.
El control de la jornada laboral ha proporcionado algo de luz respecto a este asunto, pero en algunas empresas aún se siguen dando triquiñuelas. Si existe algún medio informático o electrónico, la empresa puede indicar al trabajador que fiche en el dispositivo cuando concluya su jornada y que después continúe trabajando hasta que termine la tarea. Manteniendo el trabajo adicional de manera encubierta.
En el sector del comercio, las horas extras son habituales. Algunas cadenas de tiendas obligan a sus trabajadores a doblar turnos para atender todo el horario de atención al público. Esta práctica se da sobre todo en centros comerciales. El trabajador, en lugar de cobrar la hora extra un 75% más cara que una hora ordinaria, tal y como establece la ley, se le proponen soluciones alternativas con las que termina perdiendo dinero. Propuestas tales como participar en un porcentaje de la facturación neta durante el tiempo trabajado o disponer de algún día libre.
Enfermeras y T.C.A.E. se quejan de que las horas extra no se suelen pagar en sanidad. Salir más tarde de la hora estipulada suele ser lo habitual. Es normal que a última hora se produzca un ingreso en el centro médico o que haya que dejar todo listo para la entrada del siguiente turno. En el ámbito sanitario es costumbre. Día tras día se produce un goteo de minutos que el trabajador pierde de su vida personal y que no cobra de ninguna forma. Poco a poco le va regalando horas a la empresa.
Hay empresas en las que es habitual echar horas de más y en la nómina del trabajador se facturan como complemento de disponibilidad horaria. Se trata de una cantidad fija, que no se corresponde con las horas trabajadas y que a efectos de Seguridad Social cotizan mucho menos.
Todas estas prácticas, aunque algunas de ellas parezcan extrañas, las he conocido en mi vida profesional o me las han comentado personas de mi entorno.
El mobbing está de actualidad.
El mobbing es un término inglés con el que se nombra el acoso en el trabajo. No es un fenómeno nuevo, siempre ha existido, solo que en la actualidad se denuncia con más frecuencia. Se trata de una serie de actitudes expresas o veladas que buscan el menosprecio del trabajador. Pueden generar trastornos emocionales y siempre repercuten negativamente en la productividad de quien lo sufre. De sobra es sabido que tener un buen ambiente laboral aumenta la productividad.
El acoso sobre un trabajador lo pueden ejercer diferentes sujetos. La dirección de la empresa por medio de sus exigencias, un superior inmediato a través de una actitud discriminatoria o incluso un compañero de trabajo al que no le caemos bien.
La Universidad Abierta de Cataluña presenta, en un artículo de su web 5, señales que indican que una persona sufre mobbing, aunque no sea consciente de ello. Son estas:
- Prohibición de teletrabajar cuando el resto de la plantilla lo hace. Recientemente, una trabajadora de Galicia denunció a su empresa porque le obligaban a fichar todos los días en la oficina, mientras que el resto de sus compañeros teletrabajaban en su casa tres días a la semana y acudían 2 a las instalaciones de la empresa. Cuando la trabajadora preguntó a sus superiores el porqué de esa medida nunca le dieron razones con un argumento objetivo.
- Denegar la conciliación familiar de manera injustificada. Todos los que tenemos hijos pequeños sabemos que en algún momento hay que llevarlos al médico o tenemos una reunión importante en el colegio. Si siempre que esto sucede y pedimos permiso la empresa nos lo deniega estamos ante una situación de mobbing.
- Dejar a un empleado fuera del grupo de WhatsApp de la empresa. Esta aplicación de mensajería se utiliza con frecuencia como una herramienta de dirección y de comunicación dentro de las empresas. Es habitual que por medio de los grupos de WhatsApp la dirección haga llegar a los trabajadores las orientaciones generales que afectan a gran parte de la plantilla. Por otro lado, es un medio para hacer consultas y resolver problemas concretos. Que a un trabajador se le deja fuera es un acto de discriminación.
- Hacer luz de gas. En las empresas se desarrollan relaciones subjetivas y practicas personales que buscan cohesionar el grupo. Son hábitos tales como quedar todos juntos a tomar café en el descanso de la mañana o ir a comer en grupo cuando hay jornada partida. Dejar a un compañero fuera de estas prácticas no buscan otra cosa que marginarlo o denigrarlo.
- Asignar tareas inadecuadas sin justificación ninguna. Otra práctica que se puede dar es asignar a un trabajador tareas que se salen de sus cometidos habituales y que se le encargan a él en concreto y no al resto de sus compañeros. Puede ser tanto de trabajos con una especial dificultad como tareas inferiores a su cualificación y categoría profesional. En ambos casos, lo que se suele perseguir es poner en evidencia al trabajador de cara a sus compañeros y a los superiores.
La movilidad geográfica y funcional.
El panorama laboral es cada vez en más flexible. Es habitual que muchos trabajadores tengan turnos que se van moviendo, o que trabajen en distintos centros de trabajo. Un día en uno y otro día en otro. Es el signo de nuestro tiempo. Algunos piensan que con todo esto los trabajadores hemos perdido derechos.
Sin entrar en esta apreciación, lo que sí debemos valorar los trabajadores es si esta movilidad está motivada por necesidades de la producción o tiene otra causa.
Aunque parezca maquiavélico, en ocasiones, algunas empresas recurren a empeorar las condiciones de trabajo cuando quieren deshacerse de uno o varios trabajadores. No es por maldad, tiene una base económica. Sale más barato una baja voluntaria que tener que hacer un despido. Más todavía, si el trabajador tiene una cierta antigüedad.
Por esta razón, cambian frecuentemente a un trabajador de horario de trabajo o de localización geográfica, creándole un malestar que le lleve a abandonar la empresa. Lo pueden hacer con un empleado en concreto o con varios, si lo que se persigue es una reestructuración de plantilla.
Ante anomalías de este tipo no es bueno dejarlo pasar, pero tampoco es conveniente encararse directamente con la empresa. Lo mejor es buscar asesoramiento jurídico para ver qué opciones tenemos y cómo podemos hacer valer nuestros derechos.