Viajar en autocaravana, caravana o furgoneta camper, es el sueño de muchos. Recorrer el mundo a través de la carretera, sin tener que preocuparse por encontrar hotel o buscar alojamiento, es toda una aventura. A los amantes de esta forma de viajar, se les conoce como caravaners y son esa suerte de aventureros y aventureras, natas a quien no les gusta permanecer mucho tiempo en ningún lugar.
Las tendencias acaban convirtiéndose en moda y este auge de las caravanas y el campeo, esta cada siendo cada día más demandado. Las caravanas esta in, viajar de esta manera es el no va más y los caravaners, son cada día más numerosos. Desde Caravanas Cruz, nuestros amigos y expertos en este tipo de vehículo, así nos lo confirman. En propiedad o en alquiler, más grande o más pequeña, para grupos de amigos o familias… todo el mundo tiene cabida en el universo de las caravanas. Cada usuario puede optar por el tipo de caravana o furgoneta que más se adapte a sus gustos, preferencias o necesidades.
Si estas pensando en convertirte en un nuevo caravaner y cumplir con el sueño de recorrer kilómetros y kilómetros en una flamante caravana, sigue leyendo. Te vamos a contar cuales son los errores de novato o novata, que no debes cometer en tu primer viaje por el mundo caravanero.
Se acerca la Semana Santa, el buen tiempo parece que va a acompañar y apetece rodar por los caminos, si este es tu plan de viaje inminente, debes tener en cuenta que las caravanas, según los expertos, son un mundo propio, con sus propias reglas y condiciones. Antes de arrancar, aprende esas reglas.
Error de novato (o novata)
Aunque nos cueste creerlo, cuando se viaja en caravana, no se permite viajar dentro. Es decir, las caravanas remolcadas, no las autocaravanas, cuentan con la expresa prohibición de hospedaje de personas en su interior durante el viaje. Por lo tanto, no hay que caer en este error. Las caravanas no están preparadas para llevar a personas durante el trayecto, tan solo en el destino. Las autocaravanas si permiten movimiento en el interior de habitáculo, pero si llevas caravana, los viajeros… al coche.
Parece ser un error muy común, llenar el depósito de agua al cien por cien. Teóricamente parece una buena idea, suena bien eso de llevar todo el depósito lleno, por lo que pueda pasar. El agua se agota rápido y no conviene quedarse sin ella. Sin embargo, surgen dos problemas de este hecho. Fácilmente, ese depósito, superará los cien litros de capacidad. Tal cantidad, se va a sumar a la capacidad de carga máxima del vehículo, lo que se traducirá en un mayor consumo de combustible. El segundo de los problemas que puede surgir es que el depósito pueda volcar. En este caso, puede hacerlo tanto hacia afuera, como hacia adentro. Si se filtra hacia el interior de la caravana, la reparación puede ser costosa.
Dentro de una caravana, se producen dos tipos de aguas a desechar: las aguas grises, procedentes del fregadero o la ducha y las aguas negras, resultado de las aguas fecales tras su paso por una serie de productos químicos. Deshacerse de estas aguas, no debe hacerse en cualquier lugar que nos venga bien. Para las aguas negras, existen zonas específicas ubicadas en áreas de descanso, campings o gasolineras; las aguas grises conviene no dejarlas como reguerillo en plena carretera. Tapar su salida con un depósito fácilmente vaciable, es la mejor manera de deshacerse de ellas.
No ser dejado o dejada y limpiar la nevera cuando finalice la aventura. Al contrario de las neveras que tenemos en casa, las de la caravana se desconectan cuando finaliza el viaje. Eso quiere decir que el interior se caliente y toda la suciedad que no se haya limpiado, puede incrustarse. A la hora de volver a usarla, su limpieza será más difícil y costosa, así como eliminar los olores que se hayan generado puede resultar otra aventura. Para evitar esto, limpiar su interior una vez se apague el motor y dejar la puerta abierta, es la mejor de las opciones.
Su gran tamaño y dificultad para aparcar una caravana puede hacer que aparquemos mal el vehículo y el lugar donde decidamos dejarlo no sea el apropiado. Es fácil caer en la tentación de aparcar en el primer lugar que se vea, las dificultades que se plantean en lo que respecta al aparcamiento, incitan a coger el primer sitio disponible. Hay que tener en cuenta si le va a dar el sol o la sombra todo el tiempo que este aparcada. En cualquiera de los dos casos, quedarse dentro de la caravana puede convertirse en un infierno. Lo ideal, buscar un sitio donde solo y sombra se den la mano.
Error de novato número seis: no comprobar la presión de los neumáticos. El desgaste y los reventones es algo a lo que son más propensos este tipo de neumáticos debido al peso que soportan. Si la caravana es de alquiler, informarse de la presión adecuada y comprobarla es fundamental. Existen sistemas de monitoreo que avisan en caso de que la presión baje durante la conducción.
Otro de los errores en los que es fácil caer es la sobrecarga de la caravana. Los expertos en estas lides, aseguran que no hay que fiarse de la carga máxima que pone en la documentación de la caravana. En esta documentación, no suelen tenerse en cuenta el peso de los viajeros, el equipo o el contenido de los diferentes depósitos. Por lo tanto, evitar cargar en el vehículo objetos innecesarios y utensilios que se pueden adquirir por el camino o incluso, en el destino. Que la caravana cuente con mucho espacio de almacenamiento no quiere decir que haya que ocuparlo todo.
La distribución del peso es algo que a los nuevos caravaners les cuesta hacer bien. Una caravana, al igual que un barco, debe ir equilibrada. Si colocas todo el peso en un lado, el equilibrio será un problema. Repartir la carga de forma equitativa es lo más conveniente. Tampoco hay que ponerlo todo en el coche, en tal caso lo que harás es sobrecargar el vehículo principal.
Aunque no sea una prohibición, no conviene llevar la caravana con las ventanas abiertas cuando estamos en la carretera. Podríamos pensar que un poco de ventilación extra no esta de más. Sin embargo, según los veteranos, es mejor evitar llevar las ventanillas bajadas. La razón es más que sencilla: su interior no esta diseñado para soportar corrientes de aire que superen los ochenta kilómetros por hora e incluso más. Ninguna casa que se precie lo está, a decir verdad. Existe un riesgo de deformación o de que se arranquen objetos, se vuelque, etc.
Es fácil dejarse objetos frágiles o peligrosos en la mesa de la caravana o la encimera. Hay que asegurarse de que, en el interior de la caravana, cada objeto o utensilio esta guardado en el lugar que le corresponde. Un giro brusco puede hacer que un cenicero caiga al suelo y se haga añicos, con las consecuencias posteriores que de ello se puedan derivar. Un cuchillo puede salir despedido y causar destrozos en el habitáculo.
Los más novatos y novatas pueden caer en un error muy sencillo: dejarse las mosquiteras sin bajar. Por la noche es fundamental que las mosquiteras estén bajadas, sobre todo si duermes con las ventanas abiertas que es lo más factible. En caso contrario, es muy probable que uno se despierte lleno de molestas picaduras. En el mejor de los casos que un mosquito zumbón no te deje pegar ojo, aunque no llegue a picarte.
Un gesto tan habitual como simple, es cruzarse de brazos y apoyarse en una de las paredes de la caravana. Las que dividen las habitaciones son extremadamente frágiles y pueden romperse fácilmente con este sencillo gesto. Mejor evitar apoyarse en el interior, sobre todo si la caravana no es en propiedad, el arreglo puede salir muy caro.
Pedir ayuda para aparcar. Los caravaners veteranos, saben de la necesidad de que alguien guie las maniobras ya que el gran tamaño de la caravana puede limitar la visibilidad notablemente. Si eres novato, no dudes en pedir colaboración a tu copiloto para aparcar. No indica inexperiencia ni torpeza, es más bien un signo de inteligencia.
Nada de lanzarse de lleno a la aventura sin haber practicado primero. A simple vista puede parecer que conducir este tipo de vehículos no requiere de más práctica que la de la conducción propia. Craso error, las dimensiones, el peso, la altura… estas variables requieren una atención especial y la práctica es primordial. Darse un paseo en la flamante caravana antes de iniciar la aventura es de obligada necesidad. Conducir por espacios abiertos, practicar giros, aceleraciones, frenada, adelantamientos y por supuesto, aparcar, es algo que agradecerás cuando te pongas al volante con rumbo a tu destino.
Esta lista de cosas que no conviene olvidar para caer en el error, es a priori, muy sencilla y obvia. Sin embargo, los más veteranos, todavía pierden de vista alguno de estos detalles y las consecuencias no son agradables. Más vale prevenir que curar y que la aventura, se desarrolle sin sobresaltos.